lunes, 31 de octubre de 2011

Comunicado: sobre el 15M y el apoyo a la plataforma ciudadana anticorrución.


El 15M es, para algunos, un concepto difícil de entender, para otros un conglomerado de voces dispersas unidas por una causa común, para unos pocos es el nacimiento de una conciencia colectiva.
Las decisiones del 15M pueden ser difíciles de entender por varias razones: Porque es un movimiento joven, inexperto y que integra unas ideologías tan heterogéneas que sus movilizaciones pueden resultar erráticas, o también porque es un movimiento que amenaza a los poderes establecidos y por ello, debe ser desprestigiado y dividido.
Los ataques al movimiento se hacen con mayor frecuencia desde los medios de comunicación, con la intención de distorsionar la realidad.
El 21 de octubre el Movimiento 15M Lugo salió a la calle a mostrar tarjeta roja a la corrupción. Una semana antes, acudió a una rueda de prensa para hacer públicas sus impresiones sobre la naturaleza de la corrupción.
El 15M no salió a la calle a defender a las juezas, ni a gritar porque miembros del gobierno se reúnan con delincuentes en gasolineras a intercambiar maletines, el 15M salió a la calle porque a pesar de su juventud y de su inexperiencia, intuye que hay algo  podrido en el interior del sistema en el que las personas deben desarrollarse.
Ese olor lo impregna todo, pero en ocasiones viene de tantos lugares distintos  y con unas mezclas tan confusas que es difícil señalar el origen con  certeza.
El 15M cree que la división de poderes es sólo teórica, y que en la práctica las fuerzas titánicas del poder económico tienden a fusionar los poderes ejecutivo, legislativo y judicial en una amalgama que huele a podrido  y que es vórtice de la corrupción que nos degrada día a día como sociedad.
Si esta afirmación suena a ficción, el 15M invita a una reflexión sobre la reforma de la constitución que se llevó a cabo en agosto.
 En su nota de prensa, además de convocar a los ciudadanos a salir a la calle el 15 de octubre a exigir un cambio en los cimientos de la sociedad, el 15M expresó sus ideas sobre la corrupción en una breve nota que fue malinterpretada intencionadamente por determinados medios, así como fue malinterpretada intencionadamente su salida a la calle el 21 de octubre.
“La corrupción política es un abuso de poder a través del tráfico de influencias para beneficios personales, partidistas o empresariales.
Nos preocupan los casos que salen a la luz, pero nos preocupa más aún los que no llegan a salir, porque la corrupción viste infinitos disfraces: favores, votos, ladrillos, manipulación o silencio.
Al margen de la dimensión política, el movimiento 15M entiende la corrupción como un proceso de degradación social.”
El 15M no salió a defender a las juezas porque no conoce en profundidad ni los casos, ni las presuntas presiones que hayan podido sufrir.
El 15M no abrió una cuenta para recibir financiación a través de ingresos en un banco que hasta hace poco tiempo era dos cajas gallegas que invertían parte de sus beneficios en labores sociales.
El 15M apoya motivos para una movilización,  en este caso, la lucha contra la corrupción. En ningún caso se apoyan colectivos con intereses particulares.
El 15M, en coherencia con otras decisiones como secundar actos sindicales o de otros colectivos, consideró prioritario apoyar una causa final que considera propia: la lucha contra la corrupción en todos los niveles y la exigencia de una justicia independiente, eficaz y limpia. Decidió, por tanto, de manera independiente, adherirse a la convocatoria y apoyar a la Plataforma en este fin ya que el camino para lograrlo pasa por una toma de conciencia de la sociedad sobre este tema. Sin embargo, el 15M sigue y seguirá tomando sus propias decisiones de manera independiente, asamblearia, horizontal y abierta.
El 15M salió a la calle, por el ambiente de corrupción y tolerancia con ella de la sociedad en general y de Lugo en particular, a exigir que la separación de poderes sea práctica y a dejar constancia de que la gente es cada vez menos tolerante con el fraude y más reactiva ante la injusticia que supone ejercer el poder de unos pocos para el beneficio de una minoría que se lucra en un modelo social obsoleto.